Nos enfrentamos a una emergencia climática en la que el tema del agua es absolutamente primordial. Es fundamental tenerlo en cuenta, ya que lo que nos espera son cada vez menos lluvias y un cambio climático al que debemos adaptarnos. Nosotros, como puerto, debemos adaptarnos en tanto que somos una infraestructura estratégica que debe seguir funcionando pase lo que pase. Toda nuestra estrategia y nuestra acción deben ahora prepararse para estos escenarios que, según la comunidad científica, nos llevarán en pocos años a un clima semiárido, con muchas menos precipitaciones, más sequías y episodios meteorológicos extremos. Esto parece catastrófico, y de hecho lo es, pero la capacidad de adaptación humana también es muy elevada, y nuestra capacidad para enfrentarnos a estos retos es mejor que nunca. Nos encontramos en un momento en que la tecnología y nuestra capacidad de resiliencia también son altas, y nosotros como puerto hacemos frente a estos desafíos no solo pensando en nuestra infraestructura, sino también en nuestro rol como administración pública.

Nuestra estrategia no solo debe asegurar que el puerto siga funcionando, sino que también debe actuar como palanca en esta área metropolitana, donde conviven sectores tan importantes como el petroquímico, el turístico, el de investigación universitaria y la agricultura. Todo ello se refleja en nuestros proyectos estratégicos, de los que les mostraremos algunas diapositivas para ilustrarlo. En ellos, tenemos en cuenta todos estos factores, basándonos en el estado actual y en la eficiencia. Cuando se trata del agua, hemos invertido importantes recursos técnicos y económicos para lograr una infraestructura portuaria ejemplar en el uso del agua, reduciendo las pérdidas del 20% en una red típica de cualquier municipio a un 4-8%. Con nueva tecnología y una sensorización basada en la industria 4.0, hablamos de digitalización, big data y gemelos digitales, para lograr una gestión óptima.

La mejor estrategia en este contexto es el ahorro y la mejora de los procesos de control. Este proceso de adaptación al cambio climático es lo que nos hace más competitivos como territorio, como parte de esta área metropolitana con la que tenemos una relación estrecha. Como puerto industrial, nuestra alianza estratégica debe ser con el polo petroquímico, pero también con el sector turístico. Nos encontramos en una zona turística clave de Europa, entre Salou y empresas turísticas importantes, por lo que debemos mirar más allá de los 275.000 metros cúbicos que utilizamos anualmente. Planteamos proyectos piloto de hasta 100 metros cúbicos anuales de agua reutilizada para la limpieza del puerto y el riego de zonas verdes, recogiendo el agua sobrante en depósitos.

En términos de infraestructura, estamos transformando los pavimentos impermeables por sistemas que permiten el filtrado del agua y la recarga de acuíferos. Estamos también llevando a cabo un proyecto de depuración con una capacidad de hasta 1.000 metros cúbicos para afrontar situaciones de emergencia que puedan surgir por cortes de agua del Ebro o necesidades puntuales de la industria química, el puerto o el turismo. Este es un proyecto en colaboración con distintas administraciones, y estamos en las primeras fases de estudio para unir los conceptos de agua y turismo, renaturalizando zonas con especies adaptadas a estos nuevos requerimientos hídricos.

Por último, cabe destacar nuestra recuperación de 37 hectáreas de la red Natura 2000, con humedales y proyectos de regeneración y recarga de acuíferos de manera natural. Hoy en día, la competitividad se construye a partir de alianzas entre sectores, y al poner nuestros recursos al servicio de estos retos, reafirmamos que el agua es absolutamente imprescindible. Sin agua, no hay vida.

Saül Garreta Puig