Haciendo referencia al estado de reserva de los embalses en épocas de sequía. Todo el mundo tiene claro que estamos en una situación grave. Tenemos un estado actual de reservas que genera una situación, en mi opinión, delicada desde el punto de vista de la gestión de la demanda. Esto nos obliga a tomar medidas drásticas, incluyendo limitar de alguna manera la cantidad de agua que cada municipio turístico puede gastar. Esto requiere, evidentemente, un buen uso y una gestión óptima del recurso, pero también nos conduce inexorablemente a un nuevo modelo de gestión: un modelo más sostenible y resiliente de un bien vital como es el agua.

El cambio climático nos plantea retos tanto de mitigación como de adaptación a sus efectos. Para ello, el sector trabaja principalmente en tres ejes. El primero consiste en la descarbonización: el sector necesita eliminar la dependencia de combustibles fósiles y apostar cada vez más por la generación de energía renovable en las instalaciones que se gestionan para incrementar el porcentaje de autosuficiencia. A modo de ejemplo, Aguas de Barcelona prevé que durante este año aumente su producción de energía renovable en 970 megavatios hora, lo que supone pasar de una autosuficiencia del 4,3% en 2021 a cerrar el 2023 en torno al 10%. Este es un claro ejemplo de hacia dónde debemos avanzar, junto con la compra de energía de fuentes renovables y la electrificación de la flota de vehículos.

El segundo eje se centra en la regeneración de los recursos. La Agencia Catalana del Agua estima una reducción del 22% de los recursos hídricos en el litoral catalán, lo que conlleva la necesidad de regenerar estos recursos, darles un segundo o tercer uso y potenciar el uso de agua regenerada. Ignasi nos mencionaba ejemplos de la industria en este sentido, y estamos en una zona que es claramente pionera en este campo. Complementaría estos datos con cifras del ámbito municipal: actualmente, en el área metropolitana se están tratando 1,7 m³ por segundo, lo que representa 53 hectómetros cúbicos de agua residual que se reutiliza de manera proyectada. Un ejemplo más cercano es la zona de Cambrils, donde se ha implementado el proyecto REMARQ, que consiste en el tratamiento de aguas residuales de la depuradora de Cambrils para su reinyección en el acuífero del Baix Camp. Es evidente que debemos avanzar hacia la transformación de las depuradoras en ecofactorías, impulsando la economía circular.

El tercer eje es la gestión de eventos climáticos extremos, tanto de sequías como de episodios de lluvias torrenciales. En este sentido, la digitalización es una herramienta imprescindible para dotar a los sistemas de abastecimiento de una mayor resiliencia, combinando el conocimiento con la información. La digitalización nos ofrece la oportunidad de generar una gran cantidad de información combinada con el conocimiento existente, permitiendo un trabajo preventivo para realizar una gestión inteligente y avanzada de los recursos de forma proactiva y no reactiva. Estas son las líneas de trabajo básicas sobre las que el sector está enfocado.

David Gall Martin
Director AGBAR Camp de Tarragona – Ebre